Vergonzante Albirroja perdió ante Chile, sin siquiera mostrar algo de pudor
2024-06-11
La Albirroja perdió sin atenuantes 3-0 ante Chile y el resultado pudo ser más abultado, porque condiciones sobraron. Víctor Dávila (2) y Eduardo Vargas fueron los artilleros.
Paraguay volvió a quedar en evidencia. Chile, su rival de turno, desnudó de manera sencilla pero contundente las orfandades de la Albirroja, que no logra cohesionar las figuras que van emergiendo con el tiempo y termina desempeñando un papel distante de aquellas selecciones que infundían respeto.
Hoy nuevamente fue una de esas jornadas en las que ni siquiera estuvo en el presupuesto el remate de media distancia, al menos para dar un soplido de incomodidad a los porteros chilenos Claudio Bravo, que jugó en el primer tiempo y Gabriel Arias.
Lo más cercano que tuvo Paraguay en ofensiva fue un tibio cabezazo de Adam Bareiro al larguero de Arias. Después, el funcionamiento fue paupérrimo. Sinceramente, el cuadro de Daniel Garnero no ofreció nada que se pueda rescatar, mucho menos de las individualidades, que trataron cada uno de hacer de solistas habida cuenta de que como orquesta, careció de director y repertorio.
Chile llegó a los goles de manera sencilla. Abriendo bien la cancha, con un juego disciplinado, no exhuberante, pero criterioso. Supo vulnerar la endeble defensa guaraní que no tuvo consistencia y acusó el impacto del mejor bosquejo ofensivo local.
Y si hubiese que agregar algún detalle más, al parecer, Daniel Garnero abusó de las pruebas. Utilizó a los noveles Iván Ramírez, Néstor Giménez, Fabrizio Peralta y Damián Bobadilla, que dejaron evidencia de que están demasiado verdes para mucha exigencia.
Terminan palideciendo de más la floja gestión de los “históricos”, que de por sí van caracterizándose por sus rendimientos displicentes y haciendo más lejana la posibilidad de que en la Copa América se pueda cumplir con un papel digno. Ni hablar de las Eliminatorias.
A Paraguay le falta juego, gol, fuerza, consolidar una base de equipo… siguen los experimentos y a este ritmo, tendremos que ir acostumbrándonos a las derrotas y los fracasos que por ende, harán recurrentes los cambios de técnicos.
